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De aquí partió en la negra noche y su cuerpo hubo de morar en este cuarto en donde sollozos, pasos peligrosos de quien no viene, pero hay su presencia amarrada a este lecho en donde sollozos porque un rostro llama, engarzado en lo oscuro piedra preciosa. | | |
(Tomado de «Los trabajos y las noches», en Obras completas. Poesía y Prosas, introducción de Silvia Baron Supervielle, Buenos Aires, Ediciones Corregidor, 1990, p. 241) |
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